Lloré muchos años tu ausencia, ahora solo extraño tu presencia.
Aprendí a valorar cada momento y oportunidad que se me presenta.
Nunca negué tu ausencia, a no ser por la impotencia que me hace cuestionar tu partida.
Imposible olvidar tu rostro y la expresión con la que me mirabas.
Es curioso reconocer que a medida que pasa el tiempo más en cuenta te tengo.
Tu partida me hizo más fuerte y siempre te tendré presente.